QUIOSCOS INUNDADOS


-¡Eh, señora! (grito desde la calle), ¿me da El Noticiero Local?

-¿Cómo dice, caballero? ¡Grite más fuerte!



-¡¡Que digo que tiene todo el quiosco lleno de fascículos y colecciones de mariposas, ganchillo y labores varias, y no puedo llegar al mostrador!!

-¿Y qué quiere que haga, hijo, si a todas las editoriales les da por atiborrarnos de esas cosas cada vez que llega septiembre?

-¿Y no tendría por casualidad un coleccionable de soldaditos de goma de las Guerras Púnicas?

-Pues ahora que lo dice, me suena… Claro que cualquiera encuentra algo entre tanto cartón y tanto fascículo…

-¿Llamamos a los bomberos, señora?


-Espere,  que está por ahí mi perrito Malibú al que tengo adiestrado para estos menesteres. Mientras, vaya preparando un euro que es lo que cuesta el primer soldadito. (Tres segundos). Sí, ya está aquí Malibú con su pedido. Los siguientes soldaditos valdrán 50 eurillos cada uno. ¿Y no le interesa el coleccionable de las muñecas tontonas? Empieza con ejemplares prehistóricos y acaba con Barbie.

-No, gracias, me conformo con el Noticiero y el soldadito. ¿Y cómo le pago si no puedo acercarme al quiosco con tanto cachivache, fascículo y leches como tiene por en medio?

-No se preocupe que Malibú irá para allá a llevarle su pedido y, de paso, le cobrará. Le doy el cambio de 5 euros por si usted no tiene suelto.

-Pues nada, señora, hasta otro día y que usted lo pase bien…

-Igualmente, gentil hombre... Unos segunditos que ya va Malibú...

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